Si el discurso no conecta con el público, no existe.
El mensaje tiene que atravesar al otro, lo tiene que tocar y generar en él un cambio positivo.
Entiendo por conexión con el otro este hilo invisible de contenido emocional que une emisor y receptor en cualquier acto de comunicación de calidad.
La comunicación sin emoción tiene un impacto efímero.
Hablar en público NO puede ser solo una cuestión de técnica
Hablamos en público para emocionar (La palabra proviene del latín, emovere, y significa ponerse en movimiento) Hablamos en público para provocar algún movimiento en los otros.
La autenticidad, la emoción y la escucha son los puentes que nos llevan a la conexión con los demás.
El lenguaje, el cuerpo y la voz tienen que estar conectados con la emoción para que se produzca una autentica conexión emocional con el público.